En Alcázar de San Juan
a 26 de Mayo de 2015.
Estimado señor Expósito:
Ya que me escribe
preguntándome por lo ocurrido, lo primero que debe usted saber es que no
conozco a mis padres, mi hermano y yo fuimos entregados recién nacidos en el orfanato “Casa Misericordia” de Bilbao.
Antes de mi primer año de
edad, se encontró familia de acogida para mi hermano pero no fue posible que yo
también fuera con él separándome así de él. Creo que puedo decir que no tuve
una infancia difícil, y aunque las hermanas Sor Ana y Sor Andrea me cuidaron y
educaron como si fuera su hijo nunca pudieron sustituir completamente la falta
de mis padres ni de mi hermano. Por ello, encontrar y conocer a mi hermano fue
el objetivo que marco mi infancia y que nos llevara al punto en que nos
encontramos ahora.
De mi vida en el orfanato
creo necesario hablar de cuatro cosas:
Mi cuarto, compartido con
mis otros once compañeros, del que quiero hablar de dos cosas principalmente, pero
ambas muy importantes para mí: la hucha de cerdito donde guardaba todo el
dinero que conseguía los sábados pidiendo en la iglesia con mis amigos y con el
que iría a buscar a mi hermano, y también la gran ventana donde me sentaba por
la noche a ver las montañas e imaginar cómo sería ese viaje.
Las horas de clase con Sor
Andrea, que me permitieron aprender las cosas básicas y necesarias para mi vida
de ahora, ya se imagina usted, a leer, escribir, etc.
El duro trabajo en el
huerto, que tanto me gustaba, y que hizo que al cumplir la mayoría de edad me convirtiera
en un joven alto, fuerte, moreno de pelo rizado y ojos verdes que sin yo
saberlo despertaba curiosidad entre las mujeres.
Y por último, pero no menos
importante, el incendio que se produjo donde se perdieron los archivos del
orfanato y, por tanto, cualquier dato relativo a la adopción de mi hermano. En
ese momento, lo único que sabía de mi hermano según me dijeron Sor Ana y Sor
Andrea es que como yo tenía los ojos verdes y un lunar muy característico con
forma de media luna en el lado izquierdo de la cara.
Cuando llegue a la mayoría
de edad abandone el orfanato y fui a vivir a un pequeño piso con otros dos
compañeros del mismo. Mi agraciado aspecto físico me permitió rápidamente
trabajar en la noche de Bilbao de relaciones públicas de varias discotecas y
así poder vivir y disfrutar a la vez de la noche bilbaína. Pero fue una mañana,
contradictoriamente, la que nos va a acercar más a la situación actual,
volviendo yo a casa alguien se me acerco y me pregunto si había trabajado de
modelo alguna vez diciendo yo que no y me ofreció trabajar para él. Yo acepte y
así empecé a trabajar en la agencia de modelos “Top Model Elite. Y así,
esperando para una sesión de fotos me puse a ojear un book del fotógrafo para
ver el estilo de sus fotos, y cuál fue mi sorpresa al ver en el book una foto
de un joven de ojos verdes con un lunar en forma de media luna en el lado
izquierdo de la cara un poco más delgado y más moreno que yo. Rápidamente me
levante y fui donde el fotógrafo exigiéndole información del modelo, sin darme
cuenta que había interrumpido la sesión de fotos. Aun así, y viendo mi cara
desencajada, el fotógrafo me indico que el modelo era Ángel Expósito y vivía en
la calle Lentisco 7, Alcázar de San Juan. Sin haber realizado siquiera la
sesión de fotos fui directamente a la estación de tren a por el primer billete
para Alcázar. Tarde 10 horas en llegar ya que no pude ir directamente teniendo
que hacer un transbordo en Madrid. Una
vez en Alcázar, localice su dirección y llame a la puerta sin obtener respuesta,
mis ansias pudieron conmigo y por ello salte la pared de su chalet en busca de
mi hermano sin saber que no había nadie en casa lo que hizo saltar la alarma y
desencadeno en mi posterior detención por parte de la policía. Le pido por
favor, que retire la denuncia de la policía y me permita verme con usted y su
hijo para poner fin a la búsqueda que ha guiado mi vida y saber si su hijo
Ángel Expósito es mi hermano.
Atentamente,
Alejandro.